El cuidado corporal va más allá de la estética: es parte fundamental de la salud y del bienestar diario. Nuestra piel, el órgano más grande del cuerpo, nos protege, regula la temperatura y refleja cómo nos sentimos por dentro. Por eso, mantener una rutina de higiene, hidratación, reparación y protección solar es clave para conservarla sana y radiante.
1. Higiene: La base de todo
Una ducha diaria ayuda a eliminar impurezas, sudor y bacterias.
Use jabones suaves, de preferencia con pH balanceado, para no alterar la barrera cutánea.
No abuse del agua muy caliente: reseca y sensibiliza la piel.
Seque la piel con toques suaves, sin frotar en exceso.
2. Hidratación: Piel suave y flexible
Aplique crema o loción hidratante después de la ducha, cuando la piel aún está un poco húmeda.
Prefiera productos ricos en glicerina, ácido hialurónico, urea o ceramidas.
Beba suficiente agua durante el día: la hidratación empieza desde dentro.
3. Reparación: Mimar la piel dañada
Después de la exposición al sol, utilice cremas calmantes con aloe vera, pantenol o avena coloidal.
Si nota resequedad, descamación o grietas, elija bálsamos reparadores más densos.
La constancia en el cuidado es clave: pequeños gestos diarios hacen grandes cambios en la salud de la piel.
4. Protección solar: El hábito más importante
El protector solar debe ser de uso diario, incluso en días nublados o en interiores con pantallas.
Reaplicar cada 2 a 3 horas si está al aire libre.
Use productos con FPS 30 o superior y de amplio espectro (UVA/UVB).
Recuerde: Prevenir manchas, arrugas prematuras y cáncer de piel empieza con un buen fotoprotector.
✨ Conclusión: El cuidado corporal no es un lujo, sino un acto de amor propio. Con hábitos sencillos, podemos mantener nuestra piel protegida, hidratada y luminosa todos los días.
Artículo elaborado por la Dra. Gina Valladares
Médica dermatóloga / +5043199-4095
📍Torre Mediplaza, colonia Tepeyac,