Los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia, la radioterapia, la inmunoterapia y las terapias dirigidas, son fundamentales en la lucha contra el cáncer. Sin embargo, producen múltiples efectos secundarios que impactan la piel, el cabello y las uñas. Estos cambios no son meramente estéticos, sino que afectan la calidad de vida, la autoestima y, en algunos casos, la adherencia al tratamiento. Por ello, reconocerlos y prevenirlos es esencial para brindar un cuidado integral al paciente oncológico.
¿Por qué se debilita la piel?
Los tratamientos antineoplásicos afectan directamente la capacidad regenerativa de la piel y alteran su barrera natural. Cada modalidad terapéutica actúa de forma distinta:
- Quimioterapia: disminuye la división celular en la epidermis, provocando adelgazamiento cutáneo, sequedad e irritabilidad.
- Radioterapia: daña el ADN de las células cutáneas, genera inflamación localizada y altera la barrera cutánea, con riesgo de eritema, descamación e incluso ulceración.
- Inmunoterapia y terapias dirigidas: desencadenan reacciones inflamatorias e inmunológicas que se manifiestan como erupciones, prurito, fotosensibilidad y reacciones acneiformes.

Manifestaciones frecuentes en la piel
Las alteraciones más comunes incluyen:
- Xerosis: resequedad intensa que puede ocasionar fisuras dolorosas.
- Prurito: picazón persistente que interfiere con el descanso y la calidad de vida.
- Eritema y descamación: signos de inflamación crónica.
- Dermatitis por radiación: desde eritema leve hasta necrosis en casos graves.
- Infecciones cutáneas: debido a la disminución de defensas y microfisuras en la piel.
- Alteraciones en anexos: fragilidad y pigmentación en uñas, alopecia difusa o localizada.

Cuidados básicos recomendados
El cuidado de la piel debe ser preventivo, constante y adaptado a cada paciente:
1. Higiene suave: utilizar limpiadores sin fragancia y con pH Neutro.
2. Hidratación intensiva: aplicar emolientes varias veces al día, preferiblemente ricos en ceramidas, ácido hialurónico o urea en bajas concentraciones.
3. Protección solar: uso diario de fotoprotección SPF 50+, amplio espectro y resistente al agua, reaplicando cada 3-4 horas.
4. Vestimenta adecuada: preferir ropa de algodón, ligera y sin costuras ásperas.
5. Evitar agentes irritantes: jabones fuertes, perfumes, alcohol y exfoliantes agresivos.
Rol del Dermatólogo
El dermatólogo cumple un rol esencial en el equipo multidisciplinario que atiende al paciente oncológico. Su intervención temprana permite prevenir complicaciones, mejorar la tolerancia a los tratamientos y garantizar que el paciente mantenga su calidad de vida. Además, orienta sobre productos seguros, identifica reacciones adversas y coordina cuidados específicos según el tipo de terapia.
Artículo elaborado por el Dr. Carlos Barrientos
Médico dermatólogo / +50494597569
📍CICREHN, Tegucigalpa.